Tlacotepec

Canción: Alma Mía de Natalia Lafourcade

Conforme se acerca el día de muertos, pienso en una abuela que vendrá a ver a su nieta. La he esperado tanto. La he buscado más, en una estudiante que tendría su edad. Cuando ella murió yo no me puse triste. Me sentí superior al tener herramientas psicológicas que otros en mi familia no. El dolor es un misterioso concepto, pero más lo es el amor. Se muestra en la serenidad del almuerzo. Se sienta hasta que termines aunque sea lento. Te defiende ante los que llevan prisa diciendo: "no, mija Brendita no". Ella me escudaba contra los juicios con innumerables beneficios de lo que yo era, sentía y hacía. En ningún otro lugar me sentí más segura que en sus palabras.

Yo no sabía, en mi trabajo, cómo describir el día de muertos. Ni siquiera yo comprendía lo que significaba. Ahora, entiendo que es amor envuelto en dolor, un regalo de la vida por lo que estuvo presente y se ausentó; la inmortalidad en forma de memoria.

Tampoco encontraba razones para disfrutar del solo venir al comedor de la Sra. Eustaquia. La primera vez que escuché su nombre, me remontó a los tiempos de mi abuela y, cuando vi su rostro, también en ella la busqué pues la extraño desde las punzadas en mi corazón, desde la tierra fértil de mi cara entre surcos morenos regados por la irrigación de mis ojos de agua. Doña Eustaquia es una mujer que no expresa su amor en vocablos, quizás porque apenas nos estamos conociendo, pero me pregunta qué quiero comer y con qué lo quiero acompañar dispuesta a preparar desde cero lo que se me antoja y no tiene disponible, sin saber que mi presencia aquí es toda por la compañía de su cuerpecito marcado por los años de un lado para otro, en el comal, ocupando cada una un extremo de la mesa, dejándome encargada para ir a ver a sus gallinas, recibiendo a sus conocidos/as que le vienen a obsequiar frijoles y platicándome del señor que la quiere impresionar aunque ella sea una mula terca en toda la expresión de la naturalidad. Su personalidad es la de un alma excéntrica, indómita que ha encontrado su propósito en alimentar a las almas que abren la boca en su negocio para terminarse el café de olla porque solo los domingos hace champurrado :(

Mi abuela no cocinaba. Siempre fue una mujer pudiente con una muchacha que se encargara de los trabajos de mujer. Fue juzgada por eso y poco reconocida por, muy a pesar de eso, preocuparse por ofrecerte su corazón en cada visita hasta vaciar su refri, vaciarse la mente de sus historias y el corazón de lágrimas adiamantadas. Ella no solo existía al lado de ti, ella te ofrecía su genuina compañía para estar en silencio o resonando en el vacío de su casona entre risas amarillas o, ese mostaza de sus paredes... Jamás he vuelto a conocer a alguien así y lamento haberme dado cuenta tres años después de su fallecimiento. Me consuelo con que la llevo en mi interior. Reposa entre mis venas, de blanco; como el ángel que es, aún protegiendo mi verdadera identidad contra agentes dedicados a contaminar porque solo ella, con su intuición, me conoció de verdad. Estaba consciente de que me costaba mostrarme sin máscaras, así que me leyó y me enseñó a ver más allá. Muy a pesar de haber cursado hasta tercero de primaria, era una gran maestra en la vida. Después de ella, no sé qué sigue más que honrar.

Yo no estaba preparada para vivir un duelo y me di cuenta de que por 26 años me preparó la tradición. Antes de eso no había sentido una pérdida tan cercana. Agradezco cada año volver a un ritual que abraza mi dolor y me permite expresar mi amor. Quien se murió, no está muerta; solo se mudó al panteón, ¿cómo es que para reencontrarme con ella, solo voy a mi ladxido' ?

Diccionario:

Tlacotepec es un ojo de agua ubicado en el municipio Magdalena de Tlacotepec.

Ladxido’ significa corazón en Zapoteco del Istmo.

María Hipólita Ojeda Chiñas

Q.E.P.D.

1945 - 2022

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Confieso que he vivido